Alberto Yarini Ponce de León(Yarini). Un hombre de un gran carisma personal, ambicioso y manipulador de las personas, amante del vicio y el peligro, también era capaz de alcanzar grandes triunfos sociales. De no haberse encontrado con la muerte, quizás hubiera llegado a presidente.
Yarini nació en el barrio de San Isidro en la Habana el 5 de febrero de 1882, creció en el seno de una familia pudiente de la época. Su padre Cirilo Ponce de Leon un cirujano dentista miembro de la Sociedad Oncológica de Cuba y profesor titular de la facultad de medicina de la Universidad de la Habana, Juana Emilia su madre una virtuoso pianista que llegó a tocar para Napoleón III en el Palacio de las Tullerías, situado en el centro de París.
El Gallo de San Isidro.Yarini.
El joven Yarini aunque su estatura apenas pasaba los cinco pies, era muy bien parecido, siempre vestido con los trajes más caros, bien rasurado y mejor peinado, su hablar bien pausado, en voz baja y buenos modales que le venían de su crianza. Con las mujeres fue cortés y bien refinado, mientras que el ambiente de su barrio San Isidro era el guapo al que había que hablarle bajito y rendirle respecto.
El Chulo Yarini era amigo de negros y blancos, de ricos y pobres y protector de los más débiles. Cuenta que una ocasión se encontraba almorzando con unos amigos en el restaurante El Cosmopolitan, entre los que se encontraba un viejo general de la raza negra de la Guerra de independencia, de la mesa de al lado estaban unos norteamericanos burlándose del general.
Yarini sin pensarlo dos veces le entró a puñetazos al más corpulento de todos, le quebró la mandíbula y le rompió varios dientes, luego se supo que era un representante de la embajada norteamericana en Cuba.
La trágica muerte de Yarini.
En 1910 Yarini era conocido por el apodo del Gallo de San Isidro, era dueño de varios burdeles del barrio y contaba con un ejército de prostitutas que trabajaban para él. Atracción , caricias, castigo y protección convirtieron a estas mujeres en esclavas sexuales del chulo Yarini.
En la Habana de la época, había varios grupos que controlaban el negocio de la protistucion. Los cubanos, los españoles y los chulos franceses, que su jefe era Luis Letot, un parisino, su carácter no era violento y tenía su propia filosofía…”había que vivir de las mujeres y no morir por ellas”.
En un viaje que hace Letot a París, Yarini aprovecha y le roba una prostituta muy bella llamada Jennie, la favorita del francés. Cuando Letot regresó a la Habana Yarini conversó con él, Letot le contestó que ya lo sabía y le restó importancia al asunto. Pero el Gallo de San Isidro no le bastó con eso y fue a la casa del francés y le gritó de la calle que le diera la ropa de Jennie la joven prostituta que ahora era propiedad del chulo cubano.
Entre los proxenetas españoles y los franceses había mucha rivalidad, los chulos españoles empezaron a burlarse de Letot y le pedían al frances que se vengara de Yarini por lo sucedido. Letot se reunió con sus compinches en una fonda de la calle Habana, para discutir el asunto y acordaron vengarse del cubano.
Yarini recibí una nota, para encontrarse con una chica en la calle compostela número 60, la joven nunca apareció el que estaba en la acera de enfrente era el proxeneta francés Letot y empezó un tiroteo, según un policía que hacía recorrido por la zona dice que se oyeron 12 disparos.
Eran las 8 de la noche del 21 de noviembre cuando cae mortalmente herido Yarini, tenía dos heridas de bala en el estómago. Lo llevaron a la estación de policía de la calle Paula y acto seguido a emergencia donde falleció al día siguiente el 22 de noviembre de 1910. El chulo francés muere en el tiroteo de un balazo en la cabeza.
En las investigaciones se supo que la bala que le atravesó el cráneo a Letot no salió de la pistola de Yarini. Al parecer alguien había ejecutado al francés, pero nunca apareció quien ni el arma homicida ….¿Quién mató a Luis Letot ?. Esa pregunta el único que la podía contestar era Yarini el Gallo de San Isidro, pero el secreto se lo llevó a la tumba.
Así termina la historia de uno de los personajes más conocidos del Barrio de San Isidro. Su tumba en el cementerio de Colón, es muy visitada por los habaneros, que le atribuyen poderes milagrosos especialmente cuando se quiere conquistar a una mujer, se le pide al Gallo de San Isidro y casi siempre concede el deseo.