La catedral del helado Coppelia en la Habana, era el lema y el objetivo cuando se construyó Coppelia en 1966. Se mandó a traer por orden de Fidel la mejor maquinaria de los países Europeos del campo socialista. La buena relación con la antigua Unión Soviética, hizo que aquellos años hubiera una bonanza económica y nada parecía imposible. Ni tener la heladería más grande del mundo en Cuba.
La encargada de hacer realidad el proyecto fue Celia Sanches, una de las revolucionarias de la Sierra Maestra, aunque una placa en la majestuosos heladería recuerda que fue una idea del dictador Fidel Castro. Se dice que Celia escogió el nombre, en homenaje a su ballet favorito Coppelia.
Fue diseñada por Mario Girona de forma circular en varias alturas que deja un espacio para diversos salones y terrazas, logrando un ambiente acogedor para los visitantes que desean degustar un helado.
Desde el estreno de la película Fresa y chocolate hizo a Coppelia mundialmente famosa, se ha convertido en una especie de ritual para los turistas y para los habitantes de la ciudad, ir a comer helado a la famosa heladería en la calle 23, en la zona más céntrica de la Habana.
En los últimos años la famosa heladería ha sufrido un gran deterioro de sus instalaciones por la falta de atención de las autoridades y ya no hay tantas variedades de helados como en sus inicios. El lugar se ha mantenido cerrado en el último año y medio producto de la pandemia que golpeó muy fuerte a la ciudad.
Reservar un día antes y llevar el carnet de identidad para comer helado en Coppelia.
La dictadura anunció la apertura de Coppelia el 25 de septiembre, como parte de la nueva reapertura de los negocios estatales y privados que se vieron muy afectados por el aumento de casos de Covid-19 en toda Cuba.
Los interesados en comer helados deben de llamar un día antes, y una operadora le atenderá y le tomará el nombre y el número del carnet de identidad de los clientes , así como la cifra exacta del número de acompañantes , la cual no se debe alterar por ningún motivo. Osea que si quieres invitar a un amigo o familiar a última hora a comer helados no lo puedes hacer.
También informo para el periodico Tribuna de la Habana, la jefa de servicios Darianna Benimelis, que hay que llegar puntual, porque solo se esperará por el cliente veinte minutos después de la hotra de la reserva y recordó que los horarios de la heladería son de 10 de la mañana a 5 de la tarde.
La funcionaria explicó que Coppelia en la Habana no trabaja los lunes y las reservas para comer helados los martes tienen que hacerse los domingos. Quienes cumplan con los requisitos anteriores, tendrán derecho a consumir dos especialidades. Las opciones disponibles son las siguientes: Jimaguas, Tres Gracias. Sundae, Copa Lolita, Ensaladas, Arlequín, Marquesita Helada, y el Super Twin.
Según el reporte del periodico, los sabores más estables Coppelia en la Habana son: fresa, chocolate, vainilla, coco, tiramisú y mantecado, sobre la pregunta que si iba a vender helados para llevar, Darianna contestó que sí y que para ello se había habilitado un kiosko en la calle K, los interesados solo podrán comprar 10 bolas de helado por persona, a un precio de 5 pesos en moneda nacional (CUP).
Porque el cubano de a pie tiene que pasar por todo esto para ir a comer un simple helado en coppelia. Ningún gobierno en el mudo controla la venta de helados, es algo tan común ir a cualquier mercado, no importa el país y comprar tu helado sin que nadie te pida identificación, ni te pregunten cuántos de la familia van a comer helados. Esto es el colmo de la ineptitud de una dictadura que cada día está más cerca de su fin.