La leyenda de Antoñica Izquierdo, la espiritista cubana que curaba con agua, tiene su origen en Pinar del Río, la provincia más occidental de Cuba específicamente en el barrio Cayos de San Felipe. Esta guajira de origen isleño era capaz de curar todos los males del cuerpo con agua. Su vida transcurría como cualquier ama de casa de la época, todo el tiempo enfocada en las labores del hogar, en medio de una miseria espantosa.
Tenía sobre sus hombros el peso del hogar, compuesto por su esposo y sus 7 hijos. A pesar de todo Antoñica aunque trabajaba mucho nunca perdía la ternura, ni el trato solidario con los demás y siempre dispuesta ayudar a todo el que lo necesitaba.
¿Quién era Antoñica Izquierdo, la espiritista cubana que curaba con agua?
Antoñica fue una mujer que no sabía ni su edad, era analfabeta, apenas podía escribir su nombre, era flaca al extremo que se le podían contar sus huesos, el pelo negro y descuidado recogido con su moño habitual a la altura de la nuca.
Vestía con una túnica de color blanca larga hasta los tobillos, pero su figura se engrandece por su espiritualidad, se consideraba destinada por Dios como mensajera y según ella era favorecida por la Virgen Maria para ayudar a la gente y a la humanidad. Cada vez que iba a curar a alguien utilizando el agua repetía: “La fe en Dios es la que cura”
¿Cómo nacieron los milagros de Antoñica Izquierdo, la espiritista cubana que curaba con agua?
Todo comenzó en la madrugada del 8 de enero de 1936 cuando enfermó el hijo más pequeño de Antoñica Izquierdo, en medio de la impotencia de no tener dinero para pagar un médico o las medicinas y después de agotar todos los recursos con la medicina natural, ocurrió algo desconcertante e inusual.
Antoñica, aseguro escuchar la voz de la Virgen María que le decía cómo curarlo con agua y después del milagro la Virgen le dijo: “Te voy a facultar para que puedas curar, pero nunca podrás cobrar a nadie ni hacerlo por interés”.
El niño sano y así fue como nació la leyenda de la espiritista cubana Antoñica Izquierdo. A partir de ese momento comenzó a crecer el mito de Antoñica y empezaron a llegar caravanas de creyentes de todas las partes de Cuba . Se concentraban alrededor de su humilde bohío convertido en santuario, esperando hasta 6 días para ser atendidos por la prodigiosa curadora.
El crecimiento de la leyenda de Antoñica, la espiritista cubana que curaba con agua.
Se le veía a Antoñica desde el amanecer hasta caer la noche, casi vencida por el cansancio y el hambre atendiendo a los necesitados. En sus consultas solo utilizaba un taburete con una palangana llena de agua; con una mano rociaba al enfermo en la cabeza varias veces al tiempo que repetía: “Perro maldito al infierno”, haciendo la señal de la cruz con los dedos en el aire.
Como era de esperar su fama despertó la envidia y el miedo entre los boticarios, médicos y políticos, que al no poderla manipular vieron afectados sus negocios. Así fue como el 14 de abril de 1936 Antoñica Izquierdo fue acusada en el juzgado de Viñales por ejercer la medicina ilegalmente. El juicio fue celebrado el día 15 pero tuvieron que declararla inocente, porque sus acusadores no pudieron presentar pruebas suficientes para demostrar la acusación.
De ahí Antoñica fue trasladada al poblado de Consolación del Sur , donde debía enfrentar un nuevo juicio, ahora por un delito político de coacción a los electores, a quienes la espiritista convencía de no votar por los políticos, porque según ella la política era cosa del diablo. El pueblo entero se lanzó a la calle pidiendo a gritos la liberación de la milagrosa.
¿Cuál fue el final de la Antoñica Izquierdo, la espiritista cubana que curaba con agua?
Su hermana llevó a Antoñica Izquierdo para su casa en el poblado de Isabel María, para protegerla. Allí la espiritista continuó haciendo milagros rodeada de un clima de paz, pero como dice el refrán “la tranquilidad en casa del pobre dura poco”. Se acercaban las elecciones de 1944 y los políticos de la localidad la volvieron acusar de tratar de obstruir el proceso electoral.
Por ese motivo a finales de ese año fue llevada a Pinar del Río, donde le abrieron un caso en el juzgado provincial por presentar síntomas de demencia, concluido el proceso fue recluida por orden del juez en el Hospital de Mazorra, Allí murió el 1 de marzo de 1945.
Murió Antoñica, la milagrosa que curaba con agua, pero no su legado. Unos de sus pacientes sanados fue el hijo de un campesino llamado Félix Rodríguez Paula, quien fundara después de haber quedado impactado por la cura de su hijo mayor: “la secta de los acuáticos”.
Con su familia se estableció en un paraje de la sierra de Viñales, desde entonces sus descendientes curan con agua de un manantial cercano, manteniendo viva las enseñanzas de Antoñica Izquierdo, la espiritista cubana que curaba con agua.